Dolor abdominal
y llanto
Así como ocurre con los adultos, los pequeños de la casa también pueden presentar problemas estomacales. De hecho, se trata de algo muy común entre bebés y niños de diferentes edades.
Sin embargo, aunque estos problemas son regulares durante el crecimiento y desarrollo de los pequeños, no le puedes restar importancia, ya que también pueden ser señal de un problema más grave. ¡Pero no te alarmes! Al contrario, debes ser consciente como padre de esta situación para que puedas asumirla de la mejor manera. A continuación, te brindaremos algunos datos útiles que debes saber.
Cómo saber si tu pequeño tiene cólicos y qué los provocan
El cólico se manifiesta con un llanto prolongado o excesivo sin razón aparente, que comienza a las tres semanas de edad, teniendo su peor momento alrededor de las seis semanas y mejorando gradualmente a los tres meses de edad. Acá te dejamos tres señales para identificarlo:
Si tu pequeño empieza a llorar por la noche o a la misma hora, diariamente, por largos periodos de tiempo, y repite esta acción varias veces a la semana.
Si tu hijo hace sonidos más intensos de lo normal, como gritos agudos. En el caso específico de un bebé, cuando no se tranquiliza ni siquiera cuando lo alimentas o balanceas.
Si tu bebé aprieta sus puños, dobla sus brazos y piernas hacia su vientre, tiene la barriguita hinchada, la cara roja y sonrojada cuando llora, o pasa gases mientras derrama lágrimas y aprieta los músculos del estómago.
Te preguntarás por qué le sucede esto a tu bebé, pero a decir verdad, los cólicos son un problema común que afecta a muchos niños durante sus primeros meses de vida. Sin embargo, no deja de ser frustrante y en ocasiones estresante para los padres que ya no saben que más intentar para calmar a su pequeño. A pesar de no tener las razones específicas por las que los bebés tienen cólicos, algunos especialistas se lo atribuyen a calambres en el vientre o gases.
Algunos niños con este problema no se molestan más de la cuenta, no obstante, otros se inquietan, no pueden dormir, e incluso lloran por horas. Ese llanto excesivo puede también estar asociado con los gases porque los pequeños tienden a tragar aire cuando lloran. Asimismo, los problemas digestivos menores, como el estreñimiento, pueden ser la causa por la cual tu bebé esté sufriendo estas molestias.
Cómo curar los cólicos de tu pequeño
Como papás es importante preocuparse por los alimentos que ingiere tu bebé o niño, pues lo que consume puede causar irritación y es lo último que querrás que suceda. También es fundamental que lo ayudes a tragar menos aire. Prueba con una botella especial diseñada para reducir el reducir el gas o con una boquilla de biberón con un orificio más pequeño. Siéntalo mientras come para que trague menos aire y recuerda ayudarle a eructar, durante y después de las comidas.
Con menos frecuencia, el gas puede indicar una condición gastrointestinal, como el reflujo. Nuestra recomendación es que hables con el pediatra, especialmente si el problema es frecuente y severo, recordando también que un tracto digestivo inmaduro puede ser el motivo.
Qué es el reflujo y cómo saber si tu pequeño sufre de esto
Cuando un niño tiene reflujo puede escupir constantemente todo o la mayor parte de cada alimento. También puede atragantarse y ahogarse durante las comidas.
Estómago sano
Estómago con reflujo
Esto puede ser causado porque el contenido del estómago vuelve al esófago, que es el tubo que conecta la boca con el estómago. El esófago puede irritarse por los alimentos almacenados en el estómago, devolviendo ese contenido hacia la boca; generando que el bebé vomite y en algunos casos, que aspire hacia los pulmones.
También es posible que puedas escuchar y sentir un traqueteo en el pecho y la espalda de tu bebé. Esto puede significar que el pequeño está experimentando ese molesto reflujo que querrás aliviar.
Los bebés son más propensos al reflujo ácido porque su sistema digestivo suele ser débil o subdesarrollado. Esto es tan habitual que se calcula que más de la mitad de los niños en sus primeros meses de vida experimentan reflujo ácido, hasta cierto punto. La condición generalmente alcanza su punto máximo a los cuatro meses, pero la buena noticia es que desaparece por sí sola entre los 12 y 18 meses de edad.
A pesar de ser muy común, tienes que ser muy precavido si tu hijo presenta alguno de estos síntomas:
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Escupir y vomitar.
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Arqueamiento anormal.
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Negarse a comer y tener dificultad para tragar.
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Tos frecuente.
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Irritabilidad durante la alimentación.
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Náuseas o asfixia.
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Imposibilidad de ganar peso.
¿Qué puedo hacer si mi pequeño tiene reflujo?
Si tu hijo tiene reflujo, puedes seguir una serie de recomendaciones que ayudarán a que el pequeño se sienta mucho mejor, entre las que destacan:
En estos casos, la observación y la vigilancia también son importantes. De manera que, si tu pequeño está llorando y está más irritable de lo habitual, si el vómito parece peor, si tiene problemas para respirar durante o después de las comidas, si tiene periodos de atragantamiento o se niega a comer; entonces es momento de que consultes con un especialista.
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